9 de abril 2025.

Del 11 al 15 de junio la localidad soriana de Medinaceli volverá a ser referencia internacional en el debate sobre la despoblación. La «Muestra de Cine de territorios despoblados del mundo» alcanza su quinta edición como único festival en España especializado en la temática rural y de la despoblación. Un evento centrado en el poder del cine para contar historias y mover voluntades pero que también despliega encuentros o talleres infantiles para profundizar en la reflexión de la población sobre el presente y el futuro de este tipo de territorios. La muestra está organizada por la premiada entidad cultural Fundación DEARTE. Hemos hablado con el director de la «Muestra de Cine de territorios despoblados del mundo», Pedro Estepa,  para conocer en profundidad este festival tan singular y sus efectos en el territorio después de cuatro ediciones. 

Castilla y León Importa. Es un proyecto consolidado y conocido ya en el territorio, pero ¿qué espera de esta quinta edición?

Pedro Estepa. En efecto. Este mes de junio (del 11 al 15) la Muestra Internacional de Cine de los Territorios Despoblados del Mundo cumplirá un lustro. Teniendo en cuenta los tiempos que corren, que un proyecto cultural alcance los cinco años consecutivos puede considerarse un milagro, pero creo que debemos trabajar otros cinco más para que realmente se consolide y arraigue en el territorio. Que se haya llegado a este punto es gracias al esfuerzo que han realizado mis antecesores y al empeño del presidente de la Fundación DEARTE, Miquel Tugores. Fue él -un amante de las artes con una pizca de locura- quien me propuso dirigir esta muestra de cine desde el año pasado. Se lo agradezco profundamente porque mezcla dos de mis pasiones: el cine y la gestión cultural. Desde la cuarta edición me lo tomé como un reto apasionante. Me propuse darla a conocer fuera de las fronteras de Soria. Y ese fue el primer cometido que me impuse. En este sentido, ya hemos conseguido el apoyo y la participación del Ministerio de Cultura, del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, de la ONU-Habitat, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y hemos pasado a formar parte de la asociación nacional La Mesta, que agrupa a diversidad de festivales, para profesionalizar la Muestra de Cine. Hemos alcanzado una estrecha colaboración con el Ayuntamiento de Soria. En los Cines Mercado de esta ciudad se proyecta parte de nuestra programación. También nos apoya Malvasía y Monte Pinos, empresas sorianas de alimentación promocionando, de esta forma, la gastronomía soriana. Todo esto, junto con las novedades en cuanto a programación y actividades, en tan solo un año. Y los resultados positivos no tardan en aparecer: Incremento del 1200% de asistencia de público en todas las sesiones y aumento considerable de aparición en medios de comunicación gracias, entre otras cosas, a la mayor presencia en el mundo digital y la creación de redes sociales propias.

De esta quinta edición, espero que el público se deleite con nuestra programación. No hay nada más satisfactorio para un gestor que ver a los asistentes disfrutando de una película, de un coloquio o de un taller formativo que forme parte de su oferta cultural. Me conformaría con que esta Muestra de Cine se convirtiera en un punto de encuentro, de referencia de ámbito nacional, dirigido a personas interesadas en la cultura, el cine y el debate con un elemento diferenciador al resto de festivales: la despoblación y el reto demográfico. Sé que es un objetivo ambicioso pero considero que es mi deber y obligación.

C.I. Asegura que es un “proyecto único” porque hay muchos festivales de cine a lo largo de todo el país pero ninguno con esta temática específica. ¿Por qué se decidieron a elegir esta temática y con el apellido “de mundo”?

P.E. En España hay casi quinientos festivales y certámenes audiovisuales. Ninguno de ellos está dedicado exclusivamente al mundo rural con el objetivo de dar a conocer los lugares que sufren despoblación y ayudar a que salgan del olvido. En este sentido, somos originales, pioneros y únicos. Y, para mí, es un elemento claramente diferenciador, con la trascendencia suficiente, como para sentirme orgulloso de ello. Hoy en día, en cualquier ámbito, es bastante complicado destacar en una disciplina. Parece que la realidad actual -con sus eficaces herramientas, como las redes sociales- nos aboca a la homogeneización y estandarización de los contenidos que “consumimos”. Lo verdaderamente rompedor, provocativo y enriquecedor es la apuesta por la originalidad, por lo dispar.

He de decir que esta temática tan específica de la Muestra de Cine, así como el apellido “de Mundo” no fue una idea mía, pero me parece todo un acierto. Por eso, cuando me propusieron su dirección acepté gustosamente. Precisamente, porque trataba una temática que nunca antes había visto. Y, además, con carácter internacional. No porque le confiera un mayor empaque a la Muestra, sino porque nos dimos cuenta de que este fenómeno demográfico crítico, por desgracia, no es propio exclusivamente de nuestro país, sino que afecta a todos los territorios de nuestro planeta. Quizá, incluso, al asistir a la Muestra se experimente un efecto sanador, o de comunión y conexión con zonas alejadas de nuestra influencia, al comprobar que hay otros lugares del mundo donde ocurre lo mismo que en España.

C.I. Aunque muchas veces lo vemos como un problema local. ¿Es un problema global?

P.E. La despoblación y el reto demográfico, sin duda, es un grave problema en España, pero no es exclusivo de nuestro país. Esta realidad se extiende por todo el planeta. Según datos del Banco Mundial, un 55,7 % de la humanidad vive en un entorno urbano, cuando en el año 2000 lo hacía el 46,6 %. La causa más directa es el abandono del medio rural. España es el cuarto país de la Unión Europea después de Estonia, Finlandia y Letonia con más municipios en riesgo de despoblación. Competimos en los rankings europeos con la región de Laponia y Noruega, entre otros. Según el Banco Mundial, en 2019 el 81 % de los españoles vivía en ciudades, lo mismo ocurría en Alemania; y en Francia la concentración urbana sobre la población total era del 77 %. Otros ejemplos se dan en América del Sur. Argentina es uno de los países más urbanizados del mundo. Según datos oficiales de su gobierno, el 92 % de la población es urbana y se estima que para el 2030 el porcentaje de población urbana puede alcanzar el 94 % del total. En 2010, la población de Perú era 80 % urbana.

Por indicar otros lugares en los que también se da este fenómeno y por vincularlo con esta quinta edición, diré que se proyectarán películas que transcurren ​​en Brasil, Etiopía, Suecia y Reino Unido. Estudiar lo que ocurre fuera de nuestras fronteras puede ayudarnos a contextualizar el problema, comprender el porqué, cómo y cuándo se produce, así como a analizarlo para implementar posibles soluciones.

C.I. ¿Hay soluciones comunes o estrategias comunes para afrontarlo?

P.E. Sí existen posibles soluciones. Otro asunto es si resultan eficaces. Y para que así sean es necesaria voluntad política. Los gestores de lo público deben creérselo y actuar  en consecuencia. Obviamente, la eficacia se consigue incrementando el presupuesto destinado a tal fin y aplicando buenas políticas. En nuestro país, el Gobierno de España, en colaboración con las Comunidades Autónomas y Entidades Locales, impulsó las Directrices Generales de la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico. Una serie de medidas específicas para hacer frente a los desafíos demográficos.

Otra estrategia para afrontarlo es el Plan de Recuperación elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico: “130 Medidas frente al reto demográfico”. Este proyecto se articula en torno a diez ejes de actuación, en los que se ordenan las 130 medidas mencionadas para alcanzar la cohesión territorial, la sostenibilidad ambiental y la habitabilidad humana del planeta. Hay numerosas iniciativas, entre ellas, líneas de ayudas a proyectos innovadores promovidos por las entidades locales para la transformación territorial, la creación de la Red de Centros de Innovación Territorial, el Programa “Campus Rural” o el Programa “Reto Rural Digital”. Además, este modelo de país está alineado con las Agendas Internacionales de desarrollo sostenible: la Agenda 2030 (donde destacan los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por la Asamblea General de Naciones Unidas), el Acuerdo de París sobre cambio climático y la Nueva Agenda Urbana.

Por lo tanto, sí hay herramientas para hacer frente a este problema global, pero hace falta compromiso y concienciación por parte de los gobiernos pero también de todos los actores sociales, organismos, asociaciones, entidades públicas y privadas y ciudadanos. Por nuestra parte, desde la Muestra de Cine y desde la Fundación DEARTE, conservamos y ponemos en valor la riqueza natural, cultural y social promoviendo una imagen positiva de los pueblos y de los territorios en riesgo de despoblación; dinamizamos la vida social y cultural de la provincia de Soria; y propiciamos el turismo cultural y cinematográfico. Cualquier entidad pública o privada puede contribuir a revertir esta situación que nos afecta a todos porque como se indica en la Agenda 2030, no puede haber ciudades sostenibles sin áreas rurales sostenibles.

C.I. ¿Puede ser el cine también una forma de reivindicar la situación que viven muchos de nuestros territorios de la España interior?

P.E. Rotundamente, sí. El cine es arte y entretenimiento, pero también es una poderosa herramienta de cambio social que sirve para transformar y mejorar la vida de los territorios que pierden derechos. La cultura puede contribuir a una mayor cohesión territorial. El cine también es un vehículo para reivindicar, para dar voz y testimonio sobre la situación en la que viven los territorios del entorno rural. Un claro ejemplo es la propia Muestra de Medinaceli Cine cuyo objetivo principal es dar a conocer los espacios que sufren despoblación y ayudar a que salgan del olvido; reclamar y reivindicar la vida rural proyectando una imagen positiva de los pueblos. Además, cualquier cineasta puede rodar sus historias en un pueblo para mostrar su realidad y para concienciar. El cine sirve para seducir, golpear, para remover conciencias y fomentar el sentido crítico. Este año, proyectaremos una película que hemos apadrinado desde su estreno en salas comerciales. Se titula “Tierra Baja”, protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón y dirigida por Miguel Santesmases. En ella se narran temas vitales y reflexiona profundamente en un espacio rural, con una exquisita puesta en escena y una admirable interpretación de sus protagonistas. Y en ella se muestra la cantidad de maravillosos escenarios naturales y rica gastronomía que hay en la provincia de Teruel.

C.I. El festival habla de despoblación o esa sería una lectura demasiado superficial. ¿Es lo mismo hablar de despoblación que de territorios despoblados?

P.E. En la Muestra Internacional de Cine de los Territorios Despoblados del Mundo se habla de cultura, de cine, de arte, de todos aquellos temas que afectan al ser humano en sociedad. Reivindicamos la plaza pública, el uso de la palabra. Concibo el Palacio Ducal de Medinaceli y los Cines Mercado de Soria (sedes oficiales de la Muestra) como antiguas ágoras. Hemos sido capaces de crear un lugar sosegado, donde se genera una conversación pausada, lejos del hartazgo de la comunicación digital. Somos capaces de ofrecer contacto real, cara a cara, y meditación, lo que se traduce en una experiencia más enriquecedora y atractiva. Sin duda, se trata de un auténtico acercamiento entre personas creando un intercambio de saberes y transferencia de conocimiento. Un punto de encuentro para ciudadanos interesados en la cultura, el cine y el debate con un elemento diferenciador al resto de festivales: la despoblación y el reto demográfico.

En este sentido, sí hablamos de conceptos como “despoblación” o “territorio despoblado”. El primero hace referencia al fenómeno demográfico y territorial consistente en la pérdida de población residente de un territorio mientras que el segundo se trata de un espacio físico que ha quedado abandonado y no tiene habitantes. La Unión Europea estableció un umbral a partir del cual se considera que un territorio se encuentra en riesgo de despoblación cuando tiene menos de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado. Y el 48,4% de los municipios españoles está por debajo de ese umbral, según datos del Comisionado del Gobierno frente al reto demográfico.

No obstante, en la Muestra de Cine no solo tratamos estos dos conceptos. Las películas que el público puede ver tratan sobre cualquier tipo de historia que transcurra en un entorno rural. Y eso abarca infinidad de temas. Además, desde el año pasado, nos propusimos que todas las actividades que organicemos en la Muestra de Cine deberían estar alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, por lo que también hablamos de desarrollo sostenible, energía, educación, salud, clima, paz…

Quizá, incluso, al asistir a la Muestra se experimente un efecto sanador, o de comunión y conexión con zonas alejadas de nuestra influencia, al comprobar que hay otros lugares del mundo donde ocurre lo mismo que en España

C.I. ¿Qué criterios se utilizan para seleccionar las películas que se proyectan?

P.E. Durante cinco días los asistentes pueden disfrutar de una programación variada tanto de largometrajes como de cortometrajes de carácter universal e internacional donde el público, en esta quinta edición, encontrará historias que transcurren en Brasil, Etiopía, Suecia, Reino Unido y España. Desde el año pasado, quisimos dar el mismo protagonismo al formato cortometraje porque también es cine. Pequeñas historias, a veces con mayor libertad creativa y abiertos a la experimentación, que nos permiten reflexionar profundamente sobre una realidad concreta. Tenemos una limitación de tiempo, ya que además de las proyecciones, el público podrá interactuar con los miembros de los equipos de las películas gracias a los coloquios que tanto enriquecen. También ocupan un espacio importante las mesas redondas y diálogos. Este año tenemos el placer de contar con la participación de la presidenta del CSIC, Eloísa del Pino; del director general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, Ignasi Camós; del director general de Agenda 2030, David Perejil; y de la jefa de la Oficina de ONU-Habitat en España, Beatriz Jordao; entre otros. Y como concedemos especial importancia a la alfabetización audiovisual desde edades tempranas y a la búsqueda de nuevos públicos, también organizamos actividades participativas y colaborativas entre los jóvenes. El objetivo es contribuir a la formación de un espíritu crítico para crear los espectadores del futuro, con capacidad para analizar obras audiovisuales. Por eso, habrá un taller de animación con recortables en el que aprenderán la técnica del stop motion, dirigido a niñas y niños de 6 a 12 años.

En total, este año proyectaremos cinco largometrajes y cuatro cortometrajes. En cuanto a los criterios de selección, como he dicho anteriormente, las historias deben desarrollarse en un entorno rural. De la selección me encargo yo, como director artístico de la Muestra. Me ayuda en la elección Elena Ferrándiz, encargada de la organización, a través de la productora öctubremente. A la hora de escoger, sobre todo, me fijo en la calidad narrativa y en la originalidad de las historias. Es una tarea apasionante que me ocupa todo el año. Estoy muy pendiente de las producciones que se estrenan y buceo en la programación de festivales nacionales e internacionales para encontrar lo que más se ajusta a nuestro planteamiento. A veces no es fácil, ya que no existe otro festival dedicado a esta temática, pero sí me fijo en aquellos que se centran en el aspecto rural, sobre naturaleza y cuidado del medioambiente. Es como buscar una aguja en un pajar y cuando doy con una película apropiada parece que hubiese encontrado un tesoro. Es un proceso largo pero muy enriquecedor. Después hay que contactar con las distribuidoras, con los directores para saber si podrían participar en el coloquio, etc. Es una labor que me encanta. Un aspecto del que estamos muy orgullosos, y que considero de justicia, es el pago por selección de las películas que proyectamos. Es nuestro compromiso con los autores y con la industria del cine. Es una pequeña cantidad pero si todos los festivales hicieran lo mismo, se convertiría en un estímulo para la creación.

C.I. Desde hace algunos años existe una corriente literaria sobre la España interior y el problema de la despoblación que casi ha logrado convertirse en un género propio con algunos títulos superventas de David Trueba, Santiago Lorenzo, Sergio del Molino o Julio Llamazares. ¿Sucede lo mismo con el cine? ¿Hay un cine en auge sobre territorios despoblados?

P.E. El arte es un reflejo de la realidad, de lo que nos rodea, de nuestro contexto sociocultural, económico, político… y, al igual que en el cine se muestra la España interior, en la literatura ocurre lo mismo. Me fascina que hayan surgido tantos autores y que haya una corriente destacable sobre un problema que nos afecta a todos. David Trueba, Santiago Lorenzo, Sergio del Molino y Julio Llamazares son magníficos escritores que nos acercan historias de la España vaciada -ese término tan polémico-, de la España interior. Con su literatura consiguen que este fenómeno llegue a un mayor número de personas dándolo a conocer, además de hacernos disfrutar con sus creativas historias. Ya que hablamos de libros, me gustaría destacar uno que me ayudó a comprender lo que ha ocurrido en el entorno rural español a lo largo de décadas: “Las Españas despobladas. Entre el lamento y la esperanza”, del geógrafo Jaume Font. En esta obra, se nos muestra una síntesis clara, ordenada y coherente que sistematiza la gran cantidad de aportaciones publicadas en revistas especializadas. Compendia el conocimiento de las diferentes “Españas despobladas”. Al compararlas entre sí y con otros países de Europa y al descifrar los ingredientes de cada proceso de cambio social, brotan reflexiones y razones para el optimismo.

En el ámbito cinematográfico no podemos hablar de una corriente tan clara que trate exclusivamente la despoblación como tal, pero sí hay cierta tendencia a rodar en el mundo rural. Y me parece fantástico porque, entre otras cosas, es lo que reivindicamos desde la Muestra de Cine: que se pueden rodar grandes películas en el campo y en los pueblos, que ofrecen excelentes posibilidades y, en cierto modo, estos espacios todavía están por descubrir. La España interior guarda un filón de historias que merecen ser llevadas al cine. Como decía, cada vez hay más rodajes en el ámbito rural y, curiosamente, dirigidos por mujeres. Hay que destacar “Alcarrás”, de Carla Simón; “Cinco lobitos”, de Alauda Ruiz de Azúa; “El agua”, de Elena López Riera; “Cerdita”, de Carlota Pereda; “20.000 especies de abejas”, de Estibaliz Urresola; “Creatura”, de Elena Martín Gimeno; “Secaderos”, de Rocío Mesa; “Lo que queda de ti”, de Gala Gracia… También destacaría “As bestas” de Rodrigo Sorogoyen y “Tierras Bajas”, de Miguel Santesmases. Los motivos de este auge pueden ser desconocidos y variados. Alguna directora ha argumentado que quieren desplazar el foco de la acción y los escenarios a otros lugares que, al igual que las mujeres, han tenido “poco protagonismo”; o que necesitan volver a lo “sencillo y lo básico”; o que lo rural implica “nuevos modos de producción y dirección cinematográfica que se dejan impactar por la tierra y por la luz natural”; o simplemente por un abaratamiento en los presupuestos de las producciones. Me parece que cualquier motivo es positivo para hacer cine en la España interior. Los rodajes también son una forma de revitalizar económicamente o socialmente un territorio despoblado.

C.I. Además de la falta de población, ¿qué problemas plantea este tipo de cine centrado en los territorios despoblados?

P.E. Hay cientos de películas y cada una trata temas muy diversos, pero sí me doy cuenta de que las producciones de los últimos años se centran en la denuncia y protección del medioambiente, del medio natural, de los grandes pulmones de nuestro planeta, de la flora, fauna y entorno marino. Desde un punto de vista más antropológico, destacan bastantes obras que se fijan en comunidades sociales, en pequeños grupos étnicos, en la reivindicación y conservación de su modo de existencia amenazados por la vida moderna, la contaminación y el capitalismo salvaje. Dentro de la programación de esta quinta edición, contaremos con la película sueca “Historjá – Stygn för Sápmi” que nos muestra cómo vive el pueblo sami, su relación con la naturaleza y su lucha política, así como su batalla por defender su cultura contra las amenazas del cambio climático.

C.I. En los encuentros culturales que realizamos con “Castilla y León Importa” por todas las provincias de la comunidad en muchos casos nos insisten en no utilizar tanto el término despoblación para no contribuir a una mala imagen del territorio y buscar términos más positivos. Ustedes llevan el término “despoblados” en el nombre del festival. ¿Qué opinan de esta reflexión?

P.E. Yo también he percibido que determinadas palabras o conceptos, como despoblación o España vaciada, no son bien acogidos por algunas personas. Sinceramente, esta discusión lingüística a mí no me interesa. Me temo que no hay un consenso general y que cada uno tiene su opinión, sus razones para utilizar un término u otro. Las palabras describen realidades y la realidad es la que es. En algunos casos, es desfavorable y pesimista, pero lo realmente importante es que trabajemos en cambiarla. Y en eso estamos muchas organizaciones, asociaciones, fundaciones, sociedad civil… Esa es la imagen positiva que debemos trasladar fuera de nuestros territorios, un mensaje de esperanza, de que en los pueblos hay mucho futuro. Debemos ir todos a una. No sobra nadie, todos hacemos falta para revertir esta situación que se da en el mundo rural.

C.I. Se programa cine pero también debates y actividades para niños. ¿Cómo se enfocan estas actividades para ser un revulsivo cultural contra la despoblación?

P.E. Exacto. Todas las actividades están pensadas alrededor de la idea de despoblación, con el objetivo de dar a conocer los lugares que la sufren y ayudar a que salgan del olvido. En primer lugar, las películas tratan precisamente sobre este concepto, pero también sobre cualquier otro que transcurra en el espacio rural. De esta forma, el público asistente reflexionará sobre ello, lo que supone un primer paso, esencial, para ser conscientes del problema que vivimos. Además, estas producciones han sido rodadas en territorios despoblados con la consiguiente dinamización del espacio donde se llevan a cabo. En cuanto a los coloquios, sus participantes son profesionales especialistas que tienen mucho que aportar. Este año, la presidenta del CSIC, Eloísa del Pino, aportará una visión científica sobre la despoblación y posibles soluciones para luchar contra ella. El director general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, Ignasi Camós, hablará del cine como herramienta de cohesión territorial y visibilización del patrimonio rural. Es interesante saber cómo desde el Ministerio de Cultura, concretamente desde el ICAA, se pueden poner en marcha iniciativas para revertir este fenómeno o cómo este organismo acerca el cine a las zonas rurales porque todos los ciudadanos tienen derecho a disfrutar de la cultura estén donde estén. Mantener una programación continua de actividades culturales como el cine, sin duda, sirve para asentar y retener población. Y lo mismo ocurre con la participación tanto del director general de Agenda 2030, David Perejil; y de la jefa de la Oficina de ONU-Habitat en España, Beatriz Jordao. Es importante que los ciudadanos conozcamos todas las herramientas que existen para combatir el reto demográfico. Como digo, es importante, primero, conocer y reflexionar para luego pasar a la acción. Por supuesto, este conocimiento y aprendizaje no solo se da entre los asistentes a los coloquios, sino también entre los participantes que he citado anteriormente. Y resulta realmente útil. Desde la Muestra de Cine les invitamos y llevamos, normalmente desde Madrid hasta Soria y Medinaceli, y se encuentran con una realidad o un espacio que no conocían entrando en contacto con la sociedad civil, políticos, con nuevos puntos de vista. Resulta muy enriquecedor.

Y con la vista puesta en los más pequeños, donde realizaremos un taller para niños de 6 a 12 años para que conozcan la técnica del stop motion en cine. La novedad de esta quinta edición es que se ha adaptado completamente a la temática de la Muestra de Cine. El taller se titula: “LA DESPObeep-beep-brooomBLACIÓN”. Se pondrá en escena de forma gráfica el fenómeno de la despoblación a través de la animación de coches de juguete sobre un mapa de España. Se realizarán pequeñas animaciones stop motion que mostrarán cómo el transporte es un factor que influye sobre este fenómeno y se ilustrará la evolución del mismo en las últimas décadas.

C.I. ¿Hay posibilidad de ganar en la lucha contra despoblación o es una resistencia heroica la que se hace desde los territorios más afectados por este problema?

P.E. Al ser sorianos, un poco de resistencia numantina sí tenemos, pero somos positivos y nos guía la esperanza, la ilusión y la confianza en el trabajo que hacemos. Estoy seguro de que es lo mismo que les ocurre a otras entidades, como es el caso de la Fundación Godofredo Garabito y Gregorio donde se piensa que la cultura y el patrimonio son palancas dinamizadoras y generadoras de oportunidades para el mundo rural. Y volcamos nuestros esfuerzos para que así siga siendo. Estamos plenamente convencidos de que se puede ganar la lucha contra la despoblación, pero nadie dice que sea fácil. Costará mucho tiempo, dinero y esfuerzo pero más tarde o más temprano, con el empeño de las zonas rurales, de sus habitantes y, por supuesto también de las urbanas (es imprescindible integrar a las ciudades en este proceso) se conseguirá.

C.I. El festival se celebra en Medinaceli, una localidad soriana con un enorme patrimonio cultural e histórico. ¿Qué aportan las singulares ubicaciones de las proyecciones al propio mensaje del festival?

P.E. Medinaceli es el lugar ideal para celebrar la Muestra Internacional de Cine de los Territorios Despoblados del Mundo porque tiene todo lo necesario para que cualquier persona pueda disfrutarla. Tanto sus vecinos como cualquier visitante que llegue de fuera. Medinaceli tiene mucho que ofrecer desde el punto de vista turístico. Posee un patrimonio histórico y cultural envidiable destacando su arco romano -único en España por su triple arcada-, la puerta y murallas árabes, el Castillo, el Convento de Santa Isabel, la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción, el nevero medieval, la Plaza Mayor, el Mosaico Romano en la Plaza de San Pedro, calles encantadoras en su casco histórico y lo que nadie debe perderse es el Palacio Ducal, situado en la Plaza Mayor, que es la sede oficial de la Muestra de Cine y donde se encuentra la Fundación DEARTE, entidad organizadora. Se trata de un espacio espectacular, un palacio renacentista de los Duques de Medinaceli, construido a lo largo del siglo XVII. Es el propio edificio el que sirve como mejor ejemplo al mensaje que queremos trasladar desde la Muestra de Cine. ¿Por qué? Porque en 2008, la Fundación DEARTE convirtió la planta baja del Palacio en un centro de arte contemporáneo. Así nace Medinaceli DEARTE. En 2010, se cubrió el patio renacentista con una cúpula para proteger el patrimonio y permitir la organización de eventos, apostando por un crecimiento cultural que diversificase su proyecto dinamizador y de gran atractivo turístico para la zona, contribuyendo a mejorar la vida local empobrecida a causa de la despoblación. Desde entonces, existe una oferta cultural basada en exposiciones y eventos culturales variopintos, así como la celebración de seis festivales: de ópera, teatro, música antigua, jazz, folk y nuestro proyecto estrella: la Muestra Internacional de Cine de los Territorios Despoblados del Mundo. Con ello quiero decir que cualquier idea se puede hacer realidad. Revertir la situación de este magnífico espacio, sin duda, dinamiza el territorio. Sin una intervención para recuperarlo se veía abocado a su desaparición debido a la pérdida de sus habitantes. Es algo de lo que estamos especialmente orgullosos. Son muy importantes las estrategias innovadoras para hacer frente a la despoblación y el cine es una influencia positiva para la revitalización de comunidades rurales.

C.I. Además, el festival está impulsado por la Fundación DEARTE que es uno de los proyectos culturales más interesantes, consolidados y potentes de todo el mundo rural de Castilla y León. ¿Cómo transforma la sociedad una fundación como esta con tantos años de trabajo en el territorio?

P.E.  La labor cultural que realiza la Fundación DEARTE es increíble y la constancia de su presidente, Miquel Tugores, encomiable. Efectivamente, la Fundación DEARTE es uno de los proyectos culturales más reconocidos en Castilla y León y así lo atestiguan los diversos premios que ha recibido. Y todo ello debido a las personas que trabajan en ella con gran dosis de entusiasmo, energía y ganas por cambiar la realidad. Es evidente que un proyecto como este transforma la sociedad con la que convive, con la que se relaciona. Sin ir más lejos, la propia reforma del Palacio Ducal constituye una intervención directa que sirve para recuperar y conservar el patrimonio monumental y cultural. Se está produciendo una transformación que afecta positivamente a sus habitantes ofreciéndoles, además, una programación cultural a lo largo del año. Por lo tanto, es un proyecto que dinamiza social y culturalmente, que trasciende sus fronteras, ya que año tras año, acuden espectadores desde diversos puntos de la geografía española. En este sentido, también estamos colaborando al desarrollo económico de Medinaceli. Los hoteles, restaurantes y demás museos de la villa se ven claramente beneficiados con el incremento de visitantes en las fechas en las que se celebran sus festivales y exposiciones.

C.I. ¿De las ediciones del festival se sale con más resignación o con más esperanza de cara al futuro del mundo rural?

P.E. Esta misma pregunta me la formulé al finalizar el año pasado la cuarta edición de la Muestra de Cine. Tras darle varias vueltas y reflexionarlo con detenimiento, llegué a la conclusión de que se sale con más esperanza, con un mayor optimismo y fe en el futuro siempre y cuando seamos serios, rigurosos y constantes en nuestros planteamientos. Es una tarea ardua pero no hay mayor satisfacción que trabajar por un proyecto cultural en el que crees por encima de todo y que, además, contribuye a mejorar la sociedad en la que vivimos.