La trágica y destructora dana que arrasó hace una semana localidades de la Comunidad Valenciana y Castilla – La Mancha y provocó daños graves en otros municipios de Andalucía se ha convertido también en un desastre para el patrimonio cultural. Las inundaciones no solo arrasaron pueblos y ciudades enmudeciendo cientos de vidas también enlodazaron iglesias, archivos y obras de arte que se custodiaban en la zona más afectada. Estas primeras semanas la prioridad está y debe estar en ayudar a las víctimas y localizar a los desaparecidos y enterrar a los muertos. Pero resulta imprescindible ir diseñando una estrategia para identificar e intentar recuperar todo el patrimonio cultural dañado que forma parte de la identidad de toda esta amplia zona de España. El Ministerio de Cultura activó inmediatamente, dos días después de la dana, el Plan Nacional de Emergencias y Gestión de Riesgos en Patrimonio Cultural.  Se basa en un documento que recoge una gestión integral con participación de las diversas administraciones para el fomento del conocimiento, la programación de acciones preventivas, la formación de técnicos y la difusión del patrimonio cultural.

Todavía es demasiado pronto para conocer al detalle los daños provocados por la dana en el patrimonio cultural. El Arzobispado de Valencia ha declarado que todas sus parroquias de la zona han quedado anegadas. Hay archivos destruidos y ya se ha constatado la desaparición de muchas de las imágenes que había en los templos, algunas de relevante valor artístico e histórico. En la localidad de Chiva se ha derrumbado la fachada posterior de la Sociedad Recreativa Cultural la Mutua, un emblemático edificio de finales del siglo XIX muestra sobresaliente de arquitectura modernista.

Igual que en otros ámbitos de la sociedad está surgiendo en el sector de la conservación del patrimonio una corriente de colaboración desinteresada para afrontar esta dura situación cultural. El Grupo Español de Conservación está elaborando una base de datos de voluntarios que estén dispuestos a ayudar, tanto de forma presencial como a distancia. Tan solo deben dejen sus datos a través de un formulario para ser requeridos en cuanto sea necesario. Está dirigido a profesionales de la conservación de patrimonio cultural. Esta red de voluntarios «se activaría de manera coordinada y siempre una vez que los Servicios de protección Civil,  de seguridad y los técnicos de patrimonio competentes (administraciones públicas), permitan el acceso y convoquen nuestra ayuda», según explican en el formulario de inscripción.  Además el Grupo Español de Conservación quiere ir más allá y que esta nueva red de voluntarios que surge como respuesta a la emergencia de la dana en Valencia se quede como una comunidad se referencia para poder actuar de manera rápida en futuras catástrofes naturales o acciones humanas que puedan suponer un riesgo para el patrimonio cultural.

No es la única iniciativa en marcha para ayudar al sector cultural tras la tragedia. Archiveros y expertos en fotografía se están ofreciendo para restaurar todo tipo de imágenes y documentos dañados por el agua y el barro para evitar que miles de familias pierdan sus recuerdos. Se ha creado una red de ayuda a las librerías arrasadas en las localidades más afectadas para ayudarles comprando libros a través de sus páginas web.  Y la Fundación Llul está recaudando fondos para poder limpiar y reconstruir equipamientos culturales gravemente dañados como espacios culturales, educativos o sedes de iniciativas vinculadas con la cultura local y la lengua. Asegura esta institución cultural que “después de atender lo urgente” será necesario “apoyar al tejido asociativo y cultural”.