

La formación sigue siendo una asignatura pendiente para gran parte de la industria cultural, más aun en territorios tan extensos con una mayoría de agentes culturales medianos y pequeños como es Castilla y León. Sin embargo, la profesionalización de nuestros agentes y gestores culturales puede permitir que el patrimonio cobre más relevancia en el desarrollo económico del territorio. Tanto la UNESCO como la Unión Europea quieren impulsar la formación del sector cultural en los próximos años lo que además genera interesantes oportunidades de empleo. De todo ello hemos hablado con Santiago Arroyo, director de IGECA, un instituto especializado en formación cultural.
Castilla y León Importa. En los últimos años se ha extendido la necesidad de una industria cultural profesionalizada y formada frente a un sector cultural que en algunos ámbitos estaba entregado a los voluntarios y a la gestión amateur. ¿Qué cree que ha provocado este cambio?
Santiago Arroyo. El cambio lo ha provocado el crecimiento de proyectos públicos y privados que requieren una mayor profesionalización por el impacto y la necesidad de consolidarlos y que sean sostenibles en el tiempo. Es cierto que hace algunos años el sector tenía muchos aficionados que tenían otra dedicación principal mientras desplegaban sus aficiones musicales, escénicas, en el ámbito del patrimonio cultural. El papel de los fondos europeos y la clara determinación por parte de las administraciones de que la cultura es una herramienta de desarrollo territorial sostenible ha sido fundamental para ese cambio.
C.I. ¿Es imprescindible una industria cultural profesional para que aumente su papel en el dinamismo económico del país?
S.A. Es totalmente necesario, pues la industria cultural sólida permite al mismo tiempo incrementar el valor de otros sectores y la marca país.
C.I. En Castilla y León, una comunidad con un extenso y disperso mundo rural, ¿puede una industria cultural más profesionalizada ser un motor económico del territorio?
S.A. SÍ, no tengo ninguna duda de que la industria cultural permitirá desarrollar el gran potencial del ámbito del patrimonio cultural de Castilla y León. No puede ser entendido sin unos modelos de gestión del patrimonio que permitan recuperar el legado religioso, intelectual, industrial, social y ponerlo al servicio del desarrollo territorial.
C.I. ¿Cómo explicaría el cambio que supone para una entidad o evento cultural apostar por la profesionalización de sus gestores, comunicación o marketing?
S.A. Es frecuente que en este sector de la cultura y las artes se viniera trabajando en muchos casos de manera autodidacta y utilizando el sentido común. La formación y profesionalización de los gestores de las industrias culturales permite que las acciones realizadas sean mucho más eficaces e impactantes y haya una mejor coordinación con todos los stakeholders. Claramente, las estrategias de marketing cultural de muchos eventos culturales, o las limitaciones en la formación en comunicación son un punto a mejorar para que esos proyectos puedan sostenerse en el tiempo y por así decirlo tengan éxito en relación a las audiencias.
La industria cultural permitirá desarrollar el gran potencial del ámbito del patrimonio cultural de Castilla y León. No puede ser entendido sin unos modelos de gestión del patrimonio que permitan recuperar el legado religioso, intelectual, industrial, social y ponerlo al servicio del desarrollo territorial.
C.I. ¿Hay demanda de empleo cualificado en la industria cultural española? ¿Puede ser una salida profesional interesante para jóvenes que viven en un territorio con mucho patrimonio natural y cultural como es Castilla y León?
S.A. Es impresionante cuando se mira en las distancias cortas la gran cantidad de empleo que existe. En algunas sesiones de IGECA donde hablamos de oportunidades para el empleo, desarrollo profesional y emprendimiento, cuando comenzamos a revisar ofertas de empleo en entidades públicas, entidades sociales, proyectos, comprobamos la gran cantidad de ofertas de empleo existentes. Muchas de ellas no son cubiertas fácilmente pues las competencias necesarias no abundan en regiones como Castilla y León.
El punto débil sigue siendo la atomización y fragmentación. Los proyectos más amplios de miras son los que están funcionando hoy. Otro punto débil es el poco aprovechamiento y potencial de la colaboración público – privada, y en parte la necesidad de formación del sector público cultural.
C.I. ¿La formación sigue siendo una asignatura pendiente para nuestro sector cultural?
S.A. Totalmente, sobre todo la formación que aborde los problemas del sector, como el mecenazgo y financiación de la cultura o en análisis y desarrollo de audiencias o cuestiones tan básicas como la comunicación y evaluación. Muchos programas están diseñados para dar cabida a los profesores que disponen las instituciones académicas pero están alejados de lo que necesita la realidad profesional y laboral. La formación es muy importante.
C.I. ¿Cuál considera que es el punto más débil, la formación imprescindible que más falta en el sector cultural y artístico?
S.A. Un punto débil y a destacar que he encontrado en los más de 10 años que vengo dirigiendo IGECA es la falta de una visión global. Las industrias culturales y creativas son un sector donde la transversalidad es algo normal. Considero que hemos trabajado mucho para cambiarlo y para que existan vínculos entre diferentes subsectores culturales, así como para que haya conexiones entre música y patrimonio, artes escénicas e inclusión social, turismo y danza, comunicación y diseño como parte de los programas. El punto débil sigue siendo la atomización y fragmentación. Los proyectos más amplios de miras son los que están funcionando hoy. Otro punto débil es el poco aprovechamiento y potencial de la colaboración público – privada, y en parte la necesidad de formación del sector público cultural.
C.I. Muchas pequeñas entidades culturales y colectivos argumentarán que no tienen capacidad económica para que sus miembros puedan formarse en estos campos. ¿Hay fórmulas para ayudar a financiar esta formación dado el interés de la Unión Europea por profesionalizar la cultura?
S.A. Sí, hay mucha formación gratuita, y al mismo tiempo hay formación muy asequible, que no tiene un coste importante en relación con las competencias que plantea. Nosotros además de informar de programas gratuitos, que no son pocos, no dejamos que nadie deje de estudiar y formarse por cuestiones económicas, cada año ofrecemos becas vinculadas al desarrollo del proyecto.
C.I. ¿Qué ofrece el IGECA? ¿Qué tipo de formación desarrolla?
S.A. IGECA surgió de la necesidad existente en agentes, entidades culturales y profesionales que necesitaban formación certificada de calidad y asesoramiento para poner en marcha proyectos reales y sostenibles. IGECA tiene tres grandes niveles, los estudios de Máster que suponen 1500 horas de formación y luego tenemos formación intermedia con programas técnicos y de dirección y gestión de 300 horas. Sin embargo nuestro punto fuerte es ofrecer cursos de especialización universitaria de 50 horas, donde se pueden adquirir las principales competencias clave a través de un proyecto personal, ya sea en gestión cultural, gestión musical, gestión del patrimonio cultural, marketing, derecho, etc. Tenemos un catálogo de más de 100 cursos que vamos actualizando cada curso académico.
C.I. Se define como Escuela de Negocios. Hay personas que todavía recelan de aplicar criterios y gestión empresarial a la cultura. ¿Qué les diría?
S.A. Bueno, cada vez menos está en esta posición, pues hasta la legislación de Museos o los proyectos de convocatorias de subvenciones nos piden justificar la viabilidad del proyecto. Cada vez hay menos recelos porque se pide que se justifique que los proyectos no solo son viables artísticamente sino culturalmente. Les diría que si tienen miedo nos busquen y se formen, y verán que es totalmente compatible y muy natural, que los proyectos generen ingresos y con una estrategia sencilla sean sostenible económicamente, además de cultural y socialmente.
C.I. ¿Los agentes culturales deben ser rentables? Hay quien piensa que la rentabilidad es menos relevante que poner a disposición de la ciudadanía una amplia y variada oferta cultural.
S.A. La rentabilidad social y económica no van separadas. Los agentes culturales siempre trabajan para mejorar y transformar el mundo. Esa rentabilidad está vinculada a los derechos culturales o a la salud de una población o está vinculada a la creación de empleo a través de una empresa, depende mucho de cada proyecto. Lo que sí es importante es que en el sector cultural hay una importante labor implícita y explícita de responsabilidad social respecto al entorno. Muchos proyectos miden su rentabilidad en las competencias del territorio, en el empleo y por qué no en la creación de empresas o cooperativas sólidas que permitan generar mayor riqueza.
C.I. Hay un especial interés por avanzar en la implicación de las comunidades locales en la gestión del patrimonio cultural. ¿Es el reto de los próximos años?
S.A. Hay que transmitir que en España y Europa el patrimonio cultural es uno de nuestros activos principales. La administración pública ni puede ni debe llegar a todos los rincones y el papel de personas particulares y colectivos en la sensibilización, también a través de escuelas taller y empleo, es algo crucial. De nada sirve invertir en planes estratégicos de patrimonio si las comunidades locales no se sienten parte del proceso. Es un reto para algunas zonas y para otros el salto deber ser la implicación de las personas jóvenes.
C.I. También se está incluyendo la necesidad de que la cultura debe ser sostenible, implicarse en la gestión de recursos naturales, paisaje y desarrollo de la comunidad local. ¿Cada vez es más necesaria una formación mucho más interdisciplinar para poder gestionar con eficacia entidades culturales?
S.A. Claro, la sostenibilidad es una máxima que viene de las Naciones Unidas y la Comisión Europea, que se está asumiendo especialmente por parte del actual Gobierno de España. Eso hace que al presentar un proyecto haya que medir el impacto ambiental, y también cómo ese apoyo público va a redundar en la estabilización de personal, servicios incluso población. La sostenibilidad ambiental y que los proyectos culturales cada vez piensen más en verde o sean canales de desarrollo territorial, es algo en lo que se está trabajando. Hay comunidades autónomas como Canarias que en los objetivos de desarrollo sostenible añadieron la cultura, y como venía comentando antes, la formación global, que permita a los gestores ser geógrafos del paisaje cultural, artístico y emocional de sus territorios, es un punto que hay que mejorar, con una visión más abierta de los proyectos.

